Mi superyó aconseja que sólo se escribe
cuando realmente uno tiene algo novedoso u original por comunicar. Qué puede
decirse que no se haya publicado ya, incluso con mayores niveles de
argumentación y estilo, repite alevoso, muy dueño de la situación. Hasta ahora
lo he escuchado.
Mi ello, por su cuenta, me impulsa a
hacerlo. Un deseo hasta ahora no satisfecho es ser novelista. Mi incursión, de
años ya, en la vida académica, me hace ver también con buenos ojos el ensayo o
un bien estructurado reporte de investigación.
Mi yo, ese gran mediador, me lleva hoy a
decidirme y retomar este blog. Me aconseja refugiarme en lo cotidiano, ese
maravilloso lugar de encuentros. Narraré, pues, lo ordinario deseando
fervientemente la derrota de mi desleal instancia psíquica.